Exposición

Museo Mucha – el único museo en el mundo dedicado a la vida y la obra del representante del modernismo mundialmente conocido, Alfons Mucha (1860-1939), fue abierto al público en Praga el 13 de febrero 1998.

El museo consta de siete partes:

Paneles decorativos; Carteles parisinos; Documents décoratifs; Carteles checos; Pinturas al óleo; Dibujos y obras al pastel; Fotografías y memorias personales del artista.

La exposición está concluida por un documental impresionante sobre la vida y la obra de Alfons Mucha.

Muchos de los objetos expuestos se exponen al público por primera vez, ya que estos proceden de la colección particular de su familia.

  

 

Sección I. Paneles decorativos

El estilo modernista, del que Alfons Mucha fue destacado representante, exigía que para la decoración de objetos se creara un esquema que posibilitara la repetición de un motivo decorativo. Para el grabado, que constituía siempre el punto de partida de Mucha, se mostró adecuada la presentación en ciclos dedicados a los temas tradicionales, que a menudo se inspiraban en el mundo de la naturaleza. Por ello, el primer panel de Mucha, realizado en 1896, se tituló Las cuatro estaciones. En esta misma línea realizó posteriormente con gran éxito otros paneles, que respetaban el principio de representar dos o cuatro variaciones sobre un mismo tema. Entre ellos se encuentran Las flores (1898) o Las partes del día (1899), que corresponden a su época de madurez estilística. La unión estilizada del mundo vegetal y de la belleza femenina manifestaba una visión jubilosa de la vida, muy del agrado del público de la época. Entre estas obras de Mucha la más destacable desde el punto de vista artístico es el ciclo Las artes (1898): fue realizado en varias versiones utilizando técnicas diversas, y sus diseños destilan un halo poético.

 

La serie de Las Artes

En esta serie dedicada a los cuatro géneros artísticos, Mucha deliberadamente evitó la utilización de sus tradicionales atributos, tales como la pluma de ganso, los instrumentos musicales o los utensilios de dibujante. En lugar de ello, coloca cada una de las artes sobre un fondo que representa una de las partes del día: la mañana para La danza, el mediodía para La pintura, la tarde para La poesía y la noche para La música.

   

La Danza (1898), La Pintura (1898), La Poesía (1898), La Música (1898)
© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

 

La serie de Las partes del día

Mucha presenta en esta ocasión a cuatro mujeres, que simbolizan los diversos momentos del día. Cada una de ellas está situada en un entorno natural y aparece rodeada por un complejo marco decorativo, que recuerda una ventana gótica.

   

El despertar de la mañana (1899), El esplendor del día (1899), El ensueño de la tarde (1899), El descanso de la noche (1899)
© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

 

La serie de Las flores

En este ciclo Mucha se decanta por una concepción más naturalista y muestra ser un observador de la naturaleza preciso y sensible. Las acuarelas originales de dos de las flores, El clavel y El íride, se exhibieron en la exposición de Mucha celebrada en el Salon des Cent en junio de 1897, pero el ciclo completo apareció al año siguiente.

   

El clavel (1898), El lilio (1898), La rosa (1898), El íride (1898)
© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

 

Sección II. Carteles parisinos

La faceta más conocida y mundialmente aclamada de la obra de Mucha la constituyen los carteles que realizó en París en la década de 1890. Con ellos impuso su visión personal del nuevo estilo decorativo. El grupo principal lo integran los carteles creados para la famosa actriz parisina Sarah Bernhardt. El primero de ellos, realizado entre finales de 1894 y comienzos de 1895, presentaba a Bernhardt en el papel de Gismonda. La diversa concepción de las formas y, sobre todo, del color en los bocetos y pruebas de impresión que se han conservado muestran que, a pesar de tratarse de un encargo realizado con premura, Mucha buscaba afanosamente una nueva concepción cartelística. Su revolución artística consistió en llevar al “salón de la calle” parisino, dominado hasta entonces por los colores chillones, un nuevo aire de nobleza, inaugurando así la nueva significación que el cartel tendría para el arte moderno. En la serie de carteles para Sarah Bernhardt también introdujo en ocasiones tonos dramáticos, como es el caso del cartel de Medea (1898). La actividad de Mucha como cartelista muestra una fantástica variedad: desde el estilizado refinamiento de los carteles destinados al mundo artístico (Salon des Cent, 1896 y 1897) hasta los robustos diseños en gran formato con una finalidad puramente comercial (Cassan Fils, 1896; Job, 1898). En cualquier caso, Mucha muestra en todos sus carteles su extraordinaria imaginación y su maestría para encontrar la expresión visual más adecuada.

 

Gismonda (1894-5)
© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

Gismonda

Este cartel le otorgó a Mucha la fama. La historia de su realización se ha convertido en leyenda y los comentaristas no siempre han estado de acuerdo en algunos de sus detalles. Lo que es indudable es que en las circunstancias que rodearon a esta obra el propio Mucha vio la mano del destino.

La historia tuvo lugar en torno a la Navidad de 1894, cuando Mucha, para hacer un favor a su amigo Lemercier, se encontraba en la imprenta de este corrigiendo pruebas de impresión. Precisamente en ese momento Sarah Bernhardt llamó al impresor para hacerle el encargo urgente de un nuevo cartel para Gismonda. Como todos sus artistas estaban de vacaciones, Lemercier le ofreció el trabajo a Mucha: la petición de “la divina Sarah” no podía quedar desatendida. El cartel realizado por Mucha introdujo un cambio revolucionario en este medio artístico: su formato alto y estrecho, sus suaves colores pastel y el hieratismo de la figura, representada casi a tamaño natural, producían una sorprendente sensación de gravedad y majestad. El cartel tuvo tal éxito entre el público parisino que algunos coleccionistas sobornaban a los que pegaban los carteles para que les consiguieran un ejemplar o incluso los arrancaban por las noches de los muros publicitarios.

Sarah Bernhardt quedó fascinada con el cartel e inmediatamente ofreció a Mucha un contrato de seis años tanto para la realización de carteles como para el diseño del vestuario y la escenografía de sus obras teatrales. En esta época Mucha firmó también un contrato de exclusividad con el impresor Champenois para la creación de carteles decorativos y publicitarios.

Gismonda, prueba de impresión

Las pruebas de impresión para Gismonda resultan muy interesantes. El cartel de Mucha era demasiado alto para las dimensiones habituales de la piedra de litografía, por lo que se suponía que había sido impreso en dos planchas. Sin embargo, la prueba de impresión no. 2 demuestra que en realidad el cartel fue realizado en una sola piedra. La prueba de impresión no. 1, con sus tonos rosas y amarillos intensos, atestigua que Mucha resolvió inicialmente la composición en colores vivos, tan populares entonces entre los artistas parisinos como Cheret o Toulouse-Lautrec. Fue posteriormente, en el proceso de realización del cartel, cuando el autor acabó decidiéndose por unos tonos pastel más suaves, tan característicos de Gismonda.

Lorenzaccio

En la obra de Alfred de Musset titulada Lorenzaccio, Sarah Bernhardt interpretaba al protagonista masculino Lorenzo de Medici. La trama se desarrolla en la época del sitio de Florencia por las tropas del tirano duque Alejandro. En el cartel este aparece representado simbólicamente como un dragón que amenaza el escudo de Florencia. Lorenzo piensa en el asesinato de Alejandro, representado en la parte inferior del cartel.

Medea

El dramaturgo Catulle Mendes adaptó el clásico de Eurípides especialmente para Sarah Bernhardt. Presentó al héroe griego Jasón, considerado hasta entonces un ideal mitológico intocable, como un desalmado estafador que para conseguir sus objetivos no dudaba en traicionar a aquellos que le amaban. Con ello le proporcionaba a Medea una justificación psicológica para sus horribles crímenes. El núcleo de la tragedia está expresado por la figura solitaria que aparece en el cartel. El fondo en forma de mosaico y la letra griega D sitúan la obra en la antigüedad clásica. La mirada de Medea, llena de horror, se dirige hacia la refulgente daga que sostiene en su mano, salpicada de la sangre de sus hijos, que yacen a sus pies. Especial atención reclaman las manos, dibujadas con un detallismo inhabitual y el brazalete en forma de serpiente. Este brazalete lo diseñó Mucha durante la realización del cartel, y el diseño le gustó tanto a Sarah que encargó al joyero Georges Fouquet que le hiciera un brazalete en forma de serpiente y un anillo con piedras preciosas para llevarlos en el escenario.

Hamlet

Sarah Bernhardt encarnó también al protagonista masculino en este drama de Shakespeare, traducido al francés especialmente para ella por Eugène Morand y Marcel Schwob. Tras la figura de Hamlet puede verse el espíritu de su padre asesinado, atravesando las murallas de Elsinor. Ofelia yace ahogada, adornada de flores, a los pies de Hamlet. Este es el último cartel que Mucha realizó para la famosa actriz.

Lorenzaccio (1896), Medea (1898), Hamlet (1899)
© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

 

Job (1898)
© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

Job

Mucha realizó dos carteles publicitarios para los papeles de fumar de la marca Job. Los dos presentan a una mujer de cabello extraordinariamente frondoso, con un cigarrillo en la mano, cuyo humo le rodea la cabeza. En este cartel –el más moderno y el más grande de los dos– Mucha colocó a la mujer sobre un fondo circular, que a su vez está situado en un plano con el monograma de la empresa.

 

Zodiaco (1896)
© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

Zodiaco

Uno de los diseños más populares de Mucha es el Zodiaco, que originalmente fue impreso por Champenois como calendario para el año 1897. El editor de la revista La Plume inmediatamente lo eligió como calendario de la publicación para ese año. Esta versión sin texto, como panel decorativo, es una de las nueve variantes que existen de esta obra.

 

Sección III. Documents décoratifs

Con este título Mucha publicó en 1902 una serie de 72 tablas realizadas con lápiz y creta blanca que contenían modelos para ser utilizados en el campo de las artes decorativas. Este catálogo incluye también diversos motivos vegetales naturalistas y ornamentales, estudios de cabezas femeninas y desnudos de naturalismo ilusivo sobre un marco ornamental abstracto. Las joyas, los muebles, las vajillas y otros numerosos objetos relacionados con la intimidad de la vida doméstica muestran que Mucha concibió esta serie como una extensa recapitulación de su experiencia como decorador, adquirida sobre todo en su trabajo para la Exposición Universal de 1900 y en su diseño del interior de la hermosa joyería Fouquet, donde tuvo la posibilidad de proyectar su talento desde el plano bidimensional al espacio tridimensional. Documents décoratifs pretendía ser un muestrario clásico de todo el Art Nouveau, aunque en el momento de su publicación el estilo se batía ya en retirada. En cualquier caso, es imposible dejar de admirar la maestría de Mucha como dibujante y su habilidad para sintetizar en un estilo homogéneo todo un mundo de objetos que parece penetrado por la fuerza vivifica de la naturaleza.

© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

 

Sección IV. Carteles checos

Tras regresar definitivamente a su patria en 1910, Mucha comenzó a dedicarse de manera intensiva y programática a su largamente pospuesto plan de acercarse con su arte al pueblo checo para reflejar sus necesidades y sus ideales. Así fue surgiendo una nueva serie de carteles cuya concepción artística se alejaba de la de los carteles parisinos. En el aspecto temático aparecen dos motivos fundamentales: de un lado, una nueva interpretación del folclore, que resalta la colorida belleza de los trajes populares moravos y la delicada hermosura de las muchachas eslavas (Sociedad coral de profesores moravos, 1911); y de otro lado, el tema de las exhibiciones gimnásticas y los congresos de la sociedad deportiva Sokol (Halcón), que desde el siglo XIX se erigía en símbolo del nacionalismo checo. Sin embargo, encontramos también los carteles que condenan dramáticamente la opresión de los pueblos eslavos (Lotería de la Unión Nacional, 1912) y alguna evocación lírica de su temas parisinos (La princesa Jacinta, 1911). En este caso el ornamento ya está completamente subordinado a la melodía de las líneas.

 

La princesa Jacinta (1911)
© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

La princesa Jacinta

El cartel La princesa Jacinta sirvió para anunciar el ballet-pantomima del mismo nombre compuesto por Ladislav Novák y Oskar Nedbal, con la famosa actriz Andula Sedláčková en el papel principal. El motivo del jacinto se repite en toda la composición, desde los bordados del vestido y las joyas de plata hasta el círculo simbólico que la princesa sostiene en su mano.

 

Sociedad coral de profesores moravos (1911)
© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

Sociedad coral de profesores moravos

Este coro de profesores de Moravia interpretaba un repertorio de música clásica, popular y folclórica, que incluía algunas canciones del compositor Leoš Janáček. Sus actuaciones no se limitaban al territorio checo, sino que realizaron diversas giras por Europa y América. En el cartel una muchacha joven, vestida con el traje de la región de Kyjov, escucha atentamente. Su figura recuerda la del panel decorativo La música de la serie Las artes.

 

Lotería de la Unidad Nacional (1912)
© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

Lotería de la Unidad Nacional

El cartel está concebido en el espíritu de antigermanización tan extendido durante el siglo XIX. La lotería era uno de los recursos para conseguir fondos para la escolarización en checo. Vemos a Chequia, la madre simbólica del pueblo checo, sentada con gesto de desesperación en un árbol muerto. Posa sus manos sobre una estatua de madera del dios pagano de tres caras Svantovit, que era el protector de los antiguos eslavos. Una colegiala, pertrechada de libros y lapiceros, dirige su mirada reprobatoria hacia el espectador, solicitando ayuda para su educación y para la doliente Chequia.

 

Sección V. Pinturas

Aunque la fama de Alfons Mucha se debe sobre todo a sus dibujos y grabados, sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Munich le proporcionaron también una formación como pintor. En la década de 1890, Mucha tuvo que hacer frente a numerosos encargos de grabados, por lo que su actividad como pintor se limitó a los retratos y a los estudios para ellos. Los cuadros alegóricos de mayor formato los realizó a la témpera (La profetisa, 1896). Solo a principios del siglo XX, al liberarse de ataduras estilísticas y encontrar en la prehistoria e historia de los pueblos eslavos un gran tema para un ciclo pictórico, se dedicó a la pintura al óleo en gran formato. La obra Mujer enigmática en un yermo (también conocida como La estrella, 1923) muestra que en esta dirección Mucha tenía por delante muchas posibilidades, ya que su fusión de realismo y simbolismo no se limitaba a seguir la tradición de la pintura histórica. El artista explotaría al máximo todas estas posibilidades en el ciclo La epopeya eslava.

La profetiza (1896)
© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

 

La estrella

Mucha realizó al menos cuatro estudios preparatorios para este cuadro de una campesina rusa, que con gesto de resignación y de absoluta tranquilidad se entrega a su inexorable destino. La obra, conocida también como Una noche de invierno en Siberia muestra el profundo amor que Mucha sentía por Rusia y su gente. El pintor visitó Rusia en 1913 con el fin de pintar los bocetos para uno de los lienzos de La epopeya eslava, concretamente el titulado La abolición de la servidumbre en Rusia: el trabajo en libertad constituye la base del estado. En las fotografías realizadas durante este viaje podemos ver numerosas labradoras semejantes a la protagonista de La estrella, pero en realidad Mucha utilizó como modelo para este cuadro a su propia esposa Marie. Quizá Mucha pintó esta obra como reacción al terrible sufrimiento que padeció el pueblo ruso tras la revolución bolchevique. Entre 1918 y 1921 el país se vio sacudido por la guerra civil, a causa de la cual la situación económica se degradó enormemente y derivó en una terrible hambruna entre el campesinado de la ribera del Volga.

 

La estrella (1923)
© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

 

Sección VI. Dibujos y obras al pastel

El conjunto de dibujos expuestos pretende mostrar, aunque sea someramente, la impresionante reserva artística de la que disponía Mucha en este terreno. Ello puede apreciarse en los dibujos a lápiz concebidos como estudios, pero sobre todo en los bocetos preparatorios, de una factura extraordinariamente expresiva (Diseños de cristal y cerámica, hacia 1900; Diseño para una vidriera, hacia 1900).

Diseño para una vidriera de la iglesia de san Vito, catedral de Praga
© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

 

Sección VII. El taller y fotografías

En la segunda mitad de la de la década de 1990 Mucha realizó en su taller de la Rue du Val-de-Grâce de Paris una extraordinaria serie de fotografías de modelos posando. Mucha va mucho más allá del habitual uso de la fotografía como un recurso barato de estudio, ya que es capaz de captar la irrepetible atmósfera de su taller, un microcosmos artístico en sí mismo. En el recibía numerosas visitas de literatos, artistas y músicos parisinos e incluso se proyectaron algunas de las primeras películas de los hermanos Lumière. Las poses de los modelos recuerdan a menudo los gestos típicos de las figuras de sus carteles modernistas. En el fondo podemos ver, además de las propias obras del artista, diversos objetos orientales o bizarros, numerosos libros y una serie de muebles, algunos de los cuales se han conservado hasta nuestros días y se han utilizado en la exposición para recrear la atmósfera del taller. Las fotografías expuestas son impresiones realizadas a partir de las placas de vidrio originales.

 

Aquí se ofrece una visión concentrada de toda la obra de Alfons Mucha, en diálogo con algunos pequeños objetos y fotografías de su vida artística y familiar. Como curiosidad cabe resaltar el dibujo La crucifixión (1868), que Mucha realizó a los ocho años tomando como inspiración el arte popular. También resultan interesantes las caricaturas de su época de estudios en Munich y las ilustraciones para revistas infantiles francesas. El siguiente grupo de objetos está relacionado con el decorativismo de la década de 1890 y muestra la amplitud y la variedad de la actividad artística de Mucha (Plato decorativo, 1897; Diseños para un jarrón y para joyas, hacia 1900). No podía faltar aquí una muestra del más refinado trabajo de Mucha para el mundo del libro: el precioso Padrenuestro, realizado en 1899. Su contenido patético entronca con las expresivas obras al pastel que se exponen y con su único trabajo escultórico (Desnudo sobre una roca, 1899). Las estancias de Mucha en América están representadas por una noticia de prensa y por el diseño para el cartel de la exposición de Mucha en el museo de Brooklyn (1921). Como muestra de su última etapa, de fuerte inspiración nacional checa, se exponen el boceto para el interior del Salón del Alcalde de la Casa Municipal de Praga (1910), los famosos diseños para billetes checoslovacos y el diseño para una vidriera de la iglesia de san Vito, catedral de Praga (1931). Una última curiosidad la constituyen las insignias diseñadas por Mucha para la logia masónica checa.

La crucifixión (1868)
© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

Desnudo sobre una roca (1899)
© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

 

Otčenáš (Padrenuestro) – la portada y dos páginas siguientes

Mucha consideraba Padrenuestro como una de sus mejores obras. El libro fue publicado en París en una tirada de 510 ejemplares numerados (390 en francés y 120 en checo) por el editor Henri Piazza, a quién Mucha dedicó la obra.

En torno a esta creación Mucha escribió: “En esa época vi que mi camino llevaba a otra parte, a algún lugar superior. Quería un medio que hiciera llegar la luz hasta los rincones mas recónditos. No tuve que buscar mucho. El padrenuestro. Por qué no expresar sus palabras con imágenes?”

Mucha dividió la oración en siete versos y analizó cada uno de ellos en tres páginas ilustradas. En la primera página reproduce el verso en latín y en francés en medio de una composición decorativa formada por motivos geométricos y simbólicos. En la segunda página ofrece su propio comentario al verso, que comienza con una inicial inspirada en las de los manuscritos medievales iluminados. En la tercera página ofrece una interpretación del verso en una imagen monocromática. En estas ilustraciones visionarias Mucha representa la lucha del hombre en su camino desde las tinieblas hacia la luz.

Otčenáš (Le Pater) (1899)
© Mucha Museum / Mucha Trust 2017

 

Fotografías de la familia de Mucha y sus amigos / Fotografías del taller de Muchas y sus modelos

  

© Mucha Museum / Mucha Trust 2017